jueves, 8 de abril de 2010

Fin de un mal funcionamiento.

Como si de una amenaza se tratará mi pc se apagó sin avisar, así de sopetón. Por unos instantes no le dí importancia, luego me preocupé, al final me hundí y me vi alienado de toda sociedad cibernética, el fin de mi existencia en el ciberespacio.

Recordé que no grabé todos mis documentos en el disco duro auxiliar, como todas mis tonterías mentales se habían borrado por un simple capricho informático. Toda mi memoria pixelada de los últimos años se perdía entre unos y ceros borrados, mis canciones más preciadas tendrían que volver a ser recuperadas del mundo analógico (no me disgustaba del todo esa idea, pero la pereza de volver a digitalizarlas sí) y a saber dónde las guardaba...Todo mi mundo se desvanecía por algún motivo que desconocía.

Abrí el ordenador como el capullo que abre el capó de un coche cuando lo deja tirado, no vi nada. Lógico. Cuando yo estudiaba la informática era de películas futuristas y los trabajos los hacíamos máquina.

Sople para sacar el polvo, la suciedad siempre molesta, y lo volví a montar recordándome lo malo que era jugando al mecano,siempre sobraban piezas. Esta vez unos minúsculos tornillos que al final conseguí encontrar su ubicación.

Me fui un rato al comedor. Me tomé una cerveza, me encendí unos cigarros y me tranquilicé. Todo tenía remedio y a las malas, pagando Sant Pera canta.

Volvía a la habitación dónde residía el maldito cabrón que me quería joder mi vida. Lo miré fijamente y le avisé " O funcionas o te mando directo a una planta de reciclaje, hijo de puta". Él no vaciló y sus luces empezaron a brillar.Los típicos mensajes de error aparecieron en su pantalla como si de una sonrisa perversa se tratara. Por unos momentos vi la carcajada de satanás dibujada en ese venta de 15".

Volvía ver la luz, mi vida estaba solucionada. Mis fans (yo) volverían a saber de mi y mis contatactos a recibir mis estúpidos mails.

Me encanta por qué, aún, una de las cuestiones filosóficas de la vida es si el ser humano es libre, yo opino que la mayoría no. Hoy me he dado cuenta que SOMOS ESCLAVOS DE NUESTRO CONSUMISMO.

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