jueves, 15 de abril de 2010

El hierro

Era domingo. Yo yacía en mi sofá viendo como las horas pasaban como si de milenios se tratara, nunca una resaca había costado tanto. Películas, música y varios intentos de lectura fueron mis actividades durante toda esa tarde-noche.

Sobre la una me decidí irme a la cama, lo más productivo del día. Cuando me dirigí a cerrar las persianas vía mi amor, el hierro, aparcada en la calle como era habitual. Nadie se imaginaba lo que le iba a pasar.

Por fin lunes por la mañana. El cuerpo ya estaba otra vez activo, la cabeza despejada y las ganas de aprovechar esa hermosa mañana me llevaron directo al bar a tomar el merecido café. Como era habitual leí la prensa mientras degustaba ese fantástico café que mi "chinita" me hacía durante los últimos años. No sabía lo que me esperaba.

Guantes, casco y a montar la moto. Introduje la llave, le dí su media vuelta y al botón de encendido. Ella se resistía, parecía que no quería arrancar pero nunca me lo hubiera hecho, nos queríamos demasiado. Uno, dos, tres...Así hasta diez intentos. Algo pasaba y no sabía que.

Me bajé de ella. Comprobé la gasolina, el aceite, las bujías y algunas conexiones sin éxito. Cuando me dí por vencido y me alejaba de ella vi unos cables no habituales fuera del sillín. No pintaba muy bien el asunto. El miedo que empezaba a recorrer mi cuerpo debería ser el mismo miedo que debe sentir un potero cuando dos delanteros se acercan a él y los defensas lo han vendido.

Levanté el sillín y allí faltaba algo, no sabía qué. Volví a casa, me descargué un worckbook y miré que era. Me temía lo peor y así fue. Mi moto no tenía su CDI y sin él no podría arrancar nunca jamás. El hierro estaba en coma y despertarla sería demasiado caro para lo que le quedaba de vida.

Una tristeza me engulló como un gordo a un donut. Mil imágenes recorrieron mi memoria en cuestión se segundos. Todos esos atascos sorteados, todas esas curvas trazadas y la infinita libertad que me regaló se fueron al carajo por un maldito hombre con ganas de joder...

Seremos buenos y no insultaremos. Creeremos que a ese hombre le hacía más falta que a mi esa pieza y no se la podía costear. Solo me hubiera gustado pedirle dos cosas: una nota de agradecimiento y que disfrtute tanto como yo he disfrutado los últimos tres años....

Si no es así le deseo una mancha de aceite inesperada en el arcén y un guardarail su fin, pero no seremos malos.

Solo puedo decirte aiós hierro mío y gracias por las muchas horas que pasamos juntos.

4 comentarios:

  1. Joder, qué dramón. Pero "Quien a hierro mata..." Este se mete una hostia seguro.
    Requiescat y a comprase otra!

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  2. Bienvenida de nuevo por estas tierras...!!!!

    Ya veré lo que haré, en verano decidiré. Me vendes una con matrícula española?

    Respecto a la ostia, la tengo asegurada. No me la quita nadie. U know.

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  3. Gracias, majo. I know, I know, pero no lo decía por ti, loco! Por el ladrón! Que el karma es mmmmuy listo.

    Yo te vendo lo que tú quieras, pero si te hace ilusión, mailéame modelo y año y se te busca un CDI apañao.No decías nosequé del valor sentimental de las cosas?

    Abrazos.

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  4. El amor sentimental sobre un objeto material no existe...Las experiencias vividas con ella si.Todo lo demás, con masterd card..."Basta ya de tanto recordar, va acabar conmigo"( el niño de la hipoteca)

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