viernes, 19 de marzo de 2010

VELOCIDAD...

Notas como el viento acaricia tu rostro, como el paisaje se convierte en una paleta difundida que no entiende de formas, solo colores. Las líneas discontinuas se transforman en infinitas cuerdas que limitan tu circuito y la adrenalina se dispara.

Un mínimo error y todo al traste, concentración al máximo. Tensión, fuerza, disfrute. Eso es la velocidad.

Y sé que no está bien reconocerlo, pero la velocidad me hace sentirme libre. Con el coche o la moto intento no correr. Con los años, muchas veces lo consigo pero algún día la tentación es más fuerte que la voluntad y peco.Por suerte los puntos me frenan y la responsabilidad civil de conducir una máquina mortal pisan siempre el freno por mi. Correr en la carretera no está bien. Que te mates tu es tu problema, matar a terceros una barbaridad.

Fuera de lo legal no tengo límites.

De pequeño (y no tan pequeño) me echaban de la pista de patinaje por exceso de velocidad,mi padre me castigaba por no poderme seguir con la bici, mis amigos no querían venir a patinar porqué la locura me perdía, corría con gente y terminaba solo...

Hoy, en plena edad madura, me tiré sobre la nieve con un invento de plástico. Al principio el respeto y la cordura me faenaron,luego un árbol, para terminar el final de un camino. Me dí cuenta que hasta un jueguete para niños puede correr,me encantó.

Y es que señores si te gusta correr, da igual con que vayas; acabarás haciéndolo.

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