Viernes noche

Las diez, las once, las doce...Un diablillo asoma por mi hombre derecho

-Tienes tu derecho ha hacerlo.
-No.
-Debes hacerlo, si no es hoy ¿cuando lo harás?
-No debo, no puedo.

Nervios, tensión. El cenicero lleno de ansiedad, la botella al alcance de un paso pero hoy no toca. Abro la nevera y la soledad de un tomate me hace pensar. No veo salida cuando salir es lo que quiero. No debo, no puedo, no lo haré.

Mi cabeza divaga entre disfraces y escusas. Viernes noche y yo en el sofá. La tele aburrida, pero no es nada raro. La música me pervierte y los dioses se han apoderado del "modo aleatorio". ¿Dónde está mi música clásica, mi jazz o mis baladas de romanticismo y vino? Parece que se borraron del disco duro dando paso a canciones movidas o estimuladoras nocturnas. Ya se sabe, todos tenemos alguna canción que nos incita a la barra de un bar y hoy suenan todas. Apago la música pensando que el silencio me serenará.

El móvil no para de sonar. Preguntan dónde estoy, respondo y piensan que miento. Nadie me cree,la botella cerca pero beber solo en el salón siempre me pareció triste, aunque lo hice más de una vez.El alcohol es como la buena música, para disfrutar con gente.

Intentaré leer aunque sepa que será inútil. Mi concentración, nula.

Me iré a la cama. Mis sábanas me saludarán en modo irónico "otra vez nos compartes con nadie amigo". Viernes noche, y yo ya en la cama o muy pronto o demasiado tarde.

Cerraré las persianas, me alienaré del mundo e intentaré no pensar y dormir. No sé si me dormiré...

Las fuerzas de la naturaleza se apiadaron de mi, un dulce piano me introduce en el mundo de los sueños, allí os encontraré vestido de sirena y conduciendo un camión lleno de amapolas...