viernes, 14 de mayo de 2010

La taza del retrete

El otro día en un triste bar (foro de discusión por antonomasia) embriagados de vino, debatíamos sobre cual ha sido el mejor invento del hombre. Los primeros en salir siempre son los mismos: Que si la rueda nos facilitó la movilidad, que si la tele nos aproximo el mundo a todos, que si internet y todas sus redes, que sin la luz los dos últimos no funcionarian, que sin el vino no habría paz, que sin Lost...El tío se levantó y fue a vomitar al wc, no iba justamente a vinos.

Pues todos ellos son muy correctos y discutibles pero había uno que no se mencionó: La taza del retrete.

Os preguntareis si me he bebido el entendimiento o simplemente tengo una intoxicación de absenta, pero no.

Pensar que la taza del retrete no hace mucho que existe. Antes evacuar se hacía en unos simples abujeros en el suelo. El sujeto, dispuesto a darlo todo, se tenía que acuclillar y , mientras aguantaba el equilibrio e intentaba no mancharse con su propia orina, hacer fuerza y cagar. Cuando las heces eran correctas (duras, largas) no había problema. Pim, pam, pum bocadillo de atún y listos. Pero cuando tenía una descomposición intestinal (muy frecuente en el pasado por la mala conservación de los alimentos) y tenía unas cagarrinas de las que hoy en día no te dejan levantarte del inodoro, ¿que? Un cristo nenes. Estaros más de 20 minutos con las piernas dobladas y lo entenderéis. Eso solo es la parte física, después estaba los manchurrones en los pantalones y los talones de tus zapatos provocados por las salpicaduras que desprendía el impacto de la mierda en forma acuosa contra el suelo (doy por supuesto que un 80% de la materia fecal no entraba en el hoyo ).

Esta claro que se invetó por motivos de comodidad y ayudar a la prevención de una epidemia de almorranas pero colateralmente este invento se idearon muchos más.

El revistero se inventó por causa del cagadero. Antes nadie leía mientras truñaba de forma incómoda y rápida. Con esa butaca instalada en el sitio del abujero la gente cagaba más relajada, se tomaba su tiempo. Como el tiempo aumento logarítmicamente la gente empezó a llevarse pamfletos, revistas y hasta libros. Estos se iban acumulando en el suelo hasta que , seguramente un sueco loco por el orden y la facilidad de montaje de sus porpios muebles, inventó un artilugio para aposentar los libros ,de forma cómoda y ordenada, conocido hoy como revistero. (Corre el rumor que ese hombre más tarde monto una franquicia llamada ikea, pero eso ya es otra historia).

Los champus. Es sabido que la higiene abrumaba por su inexistencia. Con la taza del retrete y la moda de leer todo el mundo tenía sus minibibliotecas en el lavabo. Un día un astuto caballero tubo que ir de barriga en casa ajena. Cuando se asentó en el trono y dispuesto a releer sus revistas se dió cuenta que no estaba en sus tierras y que na había nada. Entoces pensó que tenía que hacer algo al respecto ya que si tu barriga estaba dispuesta a hacerte una mala pasada y tenías que sentarte en taza ajena no podías estar sin leer. Inventó el champú. Si señores, el champú no se inventó por motivos higiénicos, no!!! Se inventó para leer las etiquetas traseras cuando no tenías nada más. Lo que pasa es que más tarde alguien, cuyo nombre tiene más misterio que la sábana santa, se le cayó en las manos mientras jugaba con agua y vió que eso limpiaba.

A parte de todos los inventos colaterales hay que recordar que el trono del ojo del culo ha sido lugar de grandes pensadores. Antes los filósofos andaban y debatían, ahora cagan y chatean por internet. El ex presidente de USA decidió que en Iraq habían armas de destrucción mientras estaba en una crisis intestinal, Evo Morales hizo sus declaraciones sobre la alimentación a base de pollo (dijo algo así que todos los que comían pollo se volverían gays por las hormonas que este tiene ) vía telefónica mientras truñaba un jalapeño en mal estado...Y así y no podría parar.

Bueno, después de tanto escribir creo que es hora de levantarme de la taza que se me durmieron las piernas...

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