miércoles, 15 de diciembre de 2010

Barcelona

Pienso y recuerdo.

Recuerdo una Barcelona con sus rompeolas dónde pasear,  dónde tomar una cerveza al sol, dónde comer unas bravas a la orilla del mar, dónde pasear por sus ramblas y tener una orgía de sentidos; primero sus quioscos con todos sus periódicos seguidos de los aromas de esas gavias y sus animales, y terminando con los artistas dibujando su realidad y algunos mercadillos.

Recuerdo una Barcelona en la que podía estar en una terraza hasta las tres de la madrugada, una Barcelona dónde las plazas eran oasVista aerea de Barcelona, con la Torre Agbar, el Puerto Deportivo y el Tibidabo al fondois de refugio del triste asfalto, una Barcelona dónde los bares cerraban cuando querían, una Barcelona en la que podía estar día y noche fuera de mi casa.

Recuerdo una Barcelona que en las calles no habían cámaras y seguro andabas, una Barcelona con sus grises calles dónde aparcar sin preocuparme de qué barrio era, una Barcelona para la gente y no para la recaudación ni el turismo.

Ahora vuelvo y me encuentro plazas alquitranadas del tamaño de un estadio de futbol, edificios altos y acristalados que solo su reflejo nos deja ver el mar, terrazas sin abrir, calles de colores -no por diversión sino por multar –, gente si hablar,las Ramblas para el turismo y no para nosotros, leyes y prohibiciones por doquier,policías con un lápiz para apuntar….

Ay Barcelona, que lejos quedas de nosotros, que cerca de otros…

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