Él se rebozaba sobre sus propio vómitos como un cerdo en el barro. La gente pasaba y nadie entendía nada hasta que un bueno hombre paró.
-¿Que te pasa chico, estás bien?
-Sí, ¿no se nota?
-No. No es muy normal intentar nadar en un mar de bilis.
-No lo hago, solo intento volverlo a ingerirlo.
-¿Como?
-Si, me costó mucho dinero meterlo en mi cuerpo como para que se vaya tan rápido de él.
-No te preocupes, mi bar está lleno.
-¿De alcohol?
-No de vómitos.
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