miércoles, 9 de junio de 2010

Carta de un muerto a su amada.

El bar estaba medio vacío, la mayoría de la gente trabajaba el día siguiente, yo no. Miré a un lado, miré al otro y ella no había aparecido. Me dio plantón otra mujer, tampoco me importaba, era lo normal.

Yo era un tipo sucio, feo, mal educado. De vez en cuando, cuando iba muy borracho, podía disimular y ser un galán pero al despertar volvía ser yo. Pocos querían estar a mi lado, creo que ni yo mismo, me daba asco. No!!! Mejor dicho, "ascopena" que es mucho peor ya que juntamos asco y pena, y que alguien sienta pena por uno que le da asco, es muy triste. Mi vida era triste, mi muerte próxima.

Allí sentado, solo, con la última copa a punto de acabar. Tenía que disfrutarla pero era incapaz. Solo mi sed y mis ansias de morir cada día podían salvarme de mis pensamientos, nunca lo conseguí.

Había bebido más de la cuenta. Botella, botella y media. Mi hígado, incapaz de filtrar más alcohol, me lo advertía con pinchazos atemporales. El dolor ya no dolía, la sangre densa y los ojos amarillos. Una lágrima recorrió mi venosa mejilla,ahora sé porqué.

Inspiré y bebí mi último sorbo.

Al alzar la copa vi una sombra asomándose por la puerta, pensé que era ella. Sonreí. Al girarme vi que era la muerte y mi corazón dejó de latir.

Así morí amada mía, pensando en ti y tu que nunca me dejaste elegir.

2 comentarios:

  1. Me encanta esto, no se ni como lo he encontrado pero es tan triste!!!

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  2. gracias, pero no es trsite. Simplemente una forma diferente de expresar un bonito momento

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