El maldito teléfono no suena. En el mail, ninguno nuevo. No sé nada. ¡Por que no dice nada? Mierda.
Me fumo de la ansiedad de saber y es mi último cigarrito. Bajaré a comprar y volveré cagando leches.
Bajo a comprar. CagüenDios, me he dejado el móvil en casa. Iré rápido, no quiero estar lejos de él. Un paquete de Camel, el tabaco de los gásnters, y dos botellas de Luís Cañas (maldita la vez que me lo presentaron).
Subo corriendo las escaleras, abro la puerta a trompicones y vuelvo a mirar el teléfono. Nada, ni un sms, ni una llamada perdida, ni un simple mail.
Me meo pero me da miedo ir a mear, seguro que cuando toda mi orina salga de mi prepucio me llamará. No aguanto más, voy. Me desabrocho los pantalones, me saco la picha, un poquito de fuerza y ¡¡¡¡zaaas!!!!. Que placer da mear cuando la bufeta apura su capacidad...
Dios, lo sabía. El teléfono empieza a sonar. Maldita melodía única, tendría que haber personificada con todos mis contactos, ahora no sé quien coño es. Ni me sacudo la polla, ni me espero a la última y molesta gota. Salgo corriendo a por él.
-Si?
-Hola, le llamo del servicio de atención al cliente para preguntarle...
-Señorita, vayase a la puta mierda con su empresa y con su servicio!!!
Por un momento tengo remordimientos,ella no tenía la culpa de mi ansiedad.
Cada minuto veo menos provable que me llamé. Abro la botella de vino y empiezo a beber, mi única y cobarde solución.
Entre copa y copa oigo unas ruedas derrapar y un golpe seco. Será otro accidente, típico de este cruce.
Las horas pasan y no hay señales de vida. Me dispongo a beber mi último trago y dormirme...
RRRRRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINNNNNNNNNNNNGGGGGGGGG
Coño!!será la llamada ella?
-Si?
-Me gustaría hablar con el Señor Mendoza.
-Un servidor. Que sepa que no me interesa comprar nada, estoy contento con la empresa y no tengo trabajo...
-MMM...no. Como se lo digo...Usted conocía a Margot?
-Si claro.
-Usted vive en el cruce de Vitacoras con Alejandro, no es así?
-Sí, por? Que tiene que ver esto con Margot.
-Margot a muerto.
Pero... le queda otro Luis Cañas, no?
ResponderEliminar(Sí, estoy atrapada en el síndrome Benito Carrizosa, qué. Cuando todo se jode agárrate a los pequeños placeres. Esos nunca fallan)
Eso es verdad. Espero que tu comentario sea como el microrelato y sea todo ficción.
ResponderEliminarQue estoy atrapada en el síndrome? verídico. Pero a escala infinitesimal, no jodas.
ResponderEliminarVenga, más, deja de perrear y escribe.
Ya sabes, la depresión post-vacacional afecta a mis circuitos nervioso y la cabeza no esta dónde tiene que estar...Supongo que demasiada playa y mucho sol no son buenos, claro está;como despedida de mi ciudad, nubes.
ResponderEliminar