martes, 28 de junio de 2011

Un día de verano.

Me levantó y leo el periódico mientras tomo un café en el balcón. Un pequeño velero zarpa hacía calas perdidas de esta bonita isla mientras se cruza con un pesquero que llega de faenar.Por la calle la gente, poca, dormida va a trabajar. Yo, contento y aún medio dormido, saludo a cada uno de ellos como si de su ciudad fuera. Esto es pequeño pero próximo.

El Sol empieza a desperezarse de su flirteo con mi primer amor, la Luna. Normal la noche de ayer era preciosa llena de estrellas y, ella, brillava como si de un estrella se tratara al son del chapurreo de oleaje. Aún no está muy fuerte y aguanto sin gafas de Sol, ya llegarán. Está solo en el cielo, ni una nuve le acompaña. Solo un sutil brisa para enmascarar todo su calor, es listo el tío.

El café termina. No sé si hacerme otro, vestirme de gala  ( bañador y chanclas) para ir a pasear a pesar que   aún no son ni las nueve o irme a sudar un poco. Con la edad el horario cambia, pero a mejor.

El otro amor, por el que dejé a la Luna, descansa plácidamente aún. No la desperté ya que su sonrisa me indicaba lo a gusto que estaba.  No pude hacer caso a sus pregarias de dormir un poco más, mis ojos ya eran como platos y mi estómago pedia tostadas. Le haré unas para cuando se despierte. El café esperará, sino se resfriaría.

No tener tele nos aventaja respecto a otros; horas  y horas de hablar, cocinar y "acariciarnos". Nos conocemos y nos respetamos. Con esto nos vale.

El faro del Hierro me mira entre las brechas de la barandilla. Ya tiene ganas de llevarnos a alguna playa remota como si un tesoro estuviera escondida en ella, de esas que solo los autóctonos conocen. De esas que el agua es tan cristalina que hasta dudas de si estás bañándote. De esas en que la melanina no se quema al Sol sino que hace el amor. De esas que uno difícilmente hubiera descubierto solo...Y así lo hará.

Y es que es verano y a pesar de que no estoy en casa, como en ella me encuentro y me toca disfrutarla.

Felices vacaciones.

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